Una fuerte luz blanca muy potente comenzó a despertarme lentamente además de los continuos murmullos que se oían Poco a poco fui abriendo los ojos hasta que me encontré en la misma habitación en la que hacía tan solo unos días me había visto moribunda, pero esta vez no solo estaban mis padres sino también Ali, Ismael, Lucy e incluso Elías. Lo primero que sentí fue mucha ira por que de no haber sido por el no me encontraría en la situación actual, pero poco a poco me fui relajando pensando que todo podía haber sido un mal sueño. Acto seguido me vi en vuelta en un gran abrazo colectivo en el que participaron todos salvo Elías.
- Por fin te has despertado- dijo mi madre con los ojos empapados en lagrimas
- Ya iba siendo hora ¿no?- bromeé
- Menudo susto nos has dado, ¿en que pensabas cuando cogiste la moto sin casco?- ya había pasado el momento de preocupación, era la hora de la bronca
- Lo se y lo siento, me dejé el casco en casa de Ali- no quería ni pronunciar su nombre y por como me miró mi amiga lo entendía a la perfección- en cuanto pueda iré a recogerlo.
Mi hermana se encontraba sentada junto a la puerta acurrucada por Ismael, tenía los ojos muy hinchados y las mejillas coloradas, así era como se ponía cuando había estado llorando. Y que decir de los demás tenían una ojeras muy profundas y cara de mucho cansancio.
- Deberíais ir a descansar se os nota que no habéis pegado ojo
- Cristina quizá la niña tenga razón ahora que sabemos que está bien deberíamos ir por lo menos a casa a darnos una ducha y cambiarnos de ropa- comentó mi padre abrazando suavemente a mi madre
- ¿Estarás bien cariño?- preguntó mi madre acariciándome el pelo
- Por supuesto, además no creo que pueda ir a ninguna parte
Poco a poco todos fueron saliendo de la habitación hasta que me quedé sola con mis amigos que por su semblante estaban algo cabreados conmigo.
- ¿Pero tu estas loca?- fue lo primero que soltó Lucy- ¿tu sabes lo mal que lo hemos pasado?, cuando te vimos salir corriendo sabíamos que algo iba mal- comentó mientras miraba de reojo a Elías
- Lo ultimo que pensábamos era que podría pasar esto- comentó Ismael mientras abrazaba a Alice, a la cual se le podían observar las lagrimas que se acumulaban en sus ojos
- Lo siento muchísimo chicos, es cierto que no se como lo habéis pasado pero quiero deciros que me alegra saber que no me odiáis por ello- dije avergonzada
Estos se acercaron a mi cama dándome otro gran abrazo, pero en vez de separarse se sentaron alrededor de mi cama. Estuvimos hablando largo rato, rato en el que Elías solo nos contemplaba y no participaba. Finalmente les dije que se fueran a casa y que descansaran que mañana sería otro día, en parte por que su cansancio podía percibirse y en parte por que quería hablar a solas con él. Una vez se hubieron ido todos por fin se acercó.
- Créeme cuando te digo que mi intención no era hacerte daño- dijo sin llegar a mirarme a los ojos
- Así que tu intención no era hacerme daño, pero aclárame una cosa a que te refieres a tu engaño o el hecho de que estoy así por ti- dije con todo el resentimiento que mi voz me permitió
- Se que no tengo derecho a pedirte otra oportunidad....
- Es cierto no la tienes, pero quiero que sepas que en el fondo no te culpo por ello y que para el futuro no vuelvas a hacer esto mismo con otras chicas por que ahí si no me pienso callar
Levantó lentamente la cabeza fijando sus ojos en los míos, en ellos se podía apreciar una ultima esperanza de que lo perdonara pero para mi era imposible, no me veía lo suficientemente capaz de abandonar todo el rencor que aun conservaba, bastante había hecho con hablarle bien y perdonarlo, no debía tentar a la suerte.
Me recosté en la cama con la intención de descansar un poco pues si era cierto que no me dolía nada tenía todo el cuerpo adormecido, pero noté como una vocecita en mi cabeza me llamaba, tardé un par de minutos en reconocer que quien me llamaba era Alex.
"¿Alex?"- pregunté confusa
"Si soy yo, quería comprobar que todo lo que hemos vivido era real y no un sueño"
Hasta ese momento casi ni me había acordado de todo lo ocurrido y menos en pensar que podría haber sido mentira, pero el saber que en realidad si que había pasado y no estaba en mi cabeza supuso un alivio, bueno no exactamente un alivio ya que seguíamos acarreando esta carga.
"¿Donde estás?"- pregunté confusa
"Si no me equivoco en el hospital de Santa Teresa"
"Yo también"
"¿Cómo te encuentras?"
"Bien aunque algo entumecida, ¿y tu?"
"Igual, mejor descansemos y luego hablaremos, adiós"
"Vale adiós"
Me acomodé lo mejor que pude intentando dormir para recuperarme de todo lo ocurrido en las últimas horas, pero por alguna extraña razón no podía, tenía una sonrisa estúpida en el rostro cada vez que me acordaba de todos las sensaciones y conversaciones que había tenido con el en el poco tiempo que nos conocíamos. Poco a poco me fui quedando dormida y lo último que vi era como un rostro conocido se acercaba a mi cama y me acariciaba la cabeza.