Una historia de amor donde nada es lo que parece donde hay que renunciar a todo por el bien del ser amado, pero sobre todo por salvar a la humanidad

viernes, 14 de febrero de 2014

Capitulo 8: Vuelta a la realidad

Desperté de nuevo en el hospital rodeada de aparatos médicos que no paraban de parpadear y pitar, y al fondo de la habitación en una pequeña butaca negra vi a mi madre durmiendo tranquilamente. Lo que más me alegraba de todo era poder comprobar que mis padres estaban bien, dentro de lo que cabía. Me incorporé como pude y eché la cabeza hacia atrás intentando mantener la calma y la mente fría, en unos pocos días todo mi mundo se había venido abajo, tendría que irme de mi casa, abandonar a mis amigos, y comenzar una instrucción para hacer dios sabrá que cosas. Tenía la cabeza echa un lío y solo era capaz de ver las cosas negativas de mi elección, pero tenía que hacer frente a mi decisión.

Con cuidado me bajé de la cama y me dirigí al baño. Me situé frente al espejo y me miré atentamente, mis ojos ya no eran de ese gris que siempre me gustó ahora tenían un aspecto algo diferente con ese halo violeta entorno a la pupila que solo yo los demás guardianes podíamos ver, además del "tatuaje" que compartíamos mi compañero y yo. Seguí observándome intentando encontrar un atisbo que pudiera indicar a los demás lo que era, que ya nunca volvería a ser la misma, pero no logré encontrarlo.

Durante todo el día me hicieron multitud de pruebas para corroborar que estaba bien, cosa que no paraba de repetir. Finalmente se dieron cuenta de que era cierto, no había la más mínima señal que demostrara que había sufrido un accidente. Los médicos estaban perplejos ya que solo habían tenido otro caso así y fue el otro implicado en mi accidente. Durante todas y cada una de las pruebas a las que fuimos sometidos Alex y yo no parábamos de tener una de nuestras conversaciones telepáticas riéndonos de los médicos ya que estos no se explicaban como podía ser posible.

Debido a que no consiguieron encontrar nada se comprometieron a darnos el alta al finalizar el día por que si no nos pasaba nada no teníamos por que permanecer en el hospital, así que mis padres fueron a mi casa para traerme algo de ropa y ver como se encontraba mi hermana. Cuando volvieron llamaron doctor para saber si ya podía irme a mi casa, y tras firmarme el alta me quité la bata del hospital y me puse el vestido verde claro con las bailarinas blancas que me había traído mi madre. Mis padres recogieron todas las cosas que habían ido dejando por la habitación y nos dirigimos hacia la puerta.

Cuando nos encontrábamos en la puerta vimos como Alex salía de su habitación a la par que nosotros yo le sonreí a modo de saludo y este me devolvió la sonrisa, por un momento note como sus ojos me recorrían de arriba a bajo y esbozaba una tímida sonrisa, casi imperceptible. No estaba del todo segura si de verdad había pasado o solo era cosa mía.

Las dos familias nos encaminamos hacia la puerta y pude ver que nuestros padres se lanzaban miradas furtivas como reprochándose al otro el accidente, mientras que Alex y yo solo nos mirábamos de vez en cuando y sonreríamos, con una mirada cálida de las que te echa un amigo de toda la vida, como unos conocedores de nuestro gran secreto, llena de cariño y ternura.

Lo primero que vi al entrar en mi casa fue a Clara sentada en las escaleras esperando a que llegáramos. En cuanto levantó la cabeza y me vio se abalanzó sobre mí para darme un abrazo.Me fijé un poco y pronto pude ver que su cara estaba llena de preocupación, también dejó escapar alguna que otra lágrima pero enseguida se las secó.

- Que sea la última vez que me das un susto así- dijo dándome cariñosamente con en el hombro

- No te preocupes que no creo que vuelva a suceder- respondí riéndome

Estuvimos hablando durante un rato, hasta que mi madre nos llamó para cenar pero como yo no tenía mucha hambre decidí irme a mi habitación. Cuando llegué a la puerta me quedé comtemplandola unos instantes pensando en todo lo que podía haber perdido y lo que me quedaba por perder. En ese instante me acordé de que no le había pedido el teléfono a Alex, aunque realmente no me hacía falta solo tenía que aprender a comunicarme con él.

 Me senté en mi cama con las piernas cruzadas y el portátil entre ellas con la intención de buscar algo de información sobre él. No sabía sus apellidos pero por la edad y la ciudad tenía la esperanza de poder encontrarlo. Introduje los datos y comencé a bajar por todos los usuarios de twitter que me salían hasta que encontré una foto en la que salía una pareja abrazándose. Se me formó un nudo en la garganta intentando  no dejar escapar las lágrimas. Entre en su cuenta y continué viendo las fotos, de vez en cuando salía con algunos amigos pero en general en todas las fotos salía ella.

Me coloqué los auriculares y comencé a escuchar la música de la carpeta que solía escoger cuando no me encontraba en condiciones  de hablar con nadie o incluso cuando estaba deprimida. Comencé a escribir mi diario contando todo lo que me había sucedido intentando desahogarme, menos mal que tenía contraseña por que si alguien llegara a leerlo...

Sin previo aviso comencé a sentir mucho calor e incluso me encontraba incómoda, pero no me explicaba ni como ni por que pues en mi cuarto me encontraba yo sola. Me tumbé y cerré los ojos intentando relajarme y sentirme mejor. Poco a poco me fui tranquilizando, y atando cabos. Hice memoria y recordé que podemos sentir todo lo que siente el otro así que la única explicación era que estaba canalizando las emociones de Alex.

"¿Podrías tranquilizarte un poco?" le dije algo molesta

"¿Kate?" contestó incrédulo

"Nooo, soy el la tía segunda de tu primo el tuerto. Pues claro que soy yo y hasta que no logremos controlar esto intenta mantener a raya las emociones"

"Vale haré todo lo que pueda"

No quería ser borde pero hasta que no comenzáramos a entrenar para mejorar nuestras habilidades no habría forma humana de que consiguiéramos controlarlo y lo único que podíamos hacer hasta entonces era intentar controlarnos por mucho que costara. Por un momento me quedé pensando en lo que había sentido, bueno mejor dicho lo que él había sentido,  ese intenso calor que me recorría todo el cuerpo era el mismo que notaba cuando Elías intentaba llegar más lejos de lo que yo quería, por lo que deduje que Alex estaba con una chica. Me abandoné en ese pensamiento y se me formó un nudo en la garganta, pero no tenía sentido, solo lo conocía desde hacía un par de días, no podía gustarme ¿no?.