Este caminó hasta situarse justo a nuestra altura, pasó sus ojos de Alex a mi y viceversa como queriendo estudiarnos y acto seguido dio media vuelta y salió por la misma puerta por la que había entrado, yo miré a Alejandro el cual me la devolvió enseguida y optamos por seguir a aquel hombre tan peculiar.
Al atravesar la habitación comprobamos que la sala contigua era una especie de despacho, tenía las paredes completamente blancas sin ninguna decoración y en el centro de esta había una mesa circular con tres sillas.Aquel hombre ya había tomado asiento en una de ellas dejándonos las dos situadas enfrente suyo, nosotros vacilamos solo un momento pero enseguida tomamos asiento.
- Me alegra ver que por lo menos habéis dejado de discutir- dijo una una voz suave y cálida- vayamos por partes me llamo Daniel- y nos tendió la mano- seguramente tendréis muchas preguntas que hacer y yo os prometo que contestaré a todas ellas
Aquel hombre me inspiró un poco más de confianza ya que al parecer contestaría a todo aquello que le preguntáramos
- Lo primero que quiero saber es donde estamos-dijo Alejandro en un tono demasiado cortante
- Nos hallamos en la Sala del Cambio
Hablaba de una manera muy natural como aquel que responde a que hora es además si antes estaba confusa ahora lo estaba muchísimo más
- ¿Y que se supone que hacemos aquí?- dije intentando dar respuesta a la pregunta que me rondaba la cabeza desde que había despertado
- Veréis cuando una persona joven, de entre 15 y 23 años, muere por cualquier causa que no sea natural se le ofrece la oportunidad de regresar ya que todavía no debería de haberle llegado su hora, pero eso sí tiene que pagar un precio
- ¿Cual es ese precio?- dijo Alex mientras lo miraba con el entrecejo fruncido
- Tenéis que cambiar, es decir convertiros en Guardianes
- ¿Y que se supone que es un Guardián?-pregunté por curiosidad más que por interés
- En el mundo de los mortales son los llamados Ángeles
- Estarás de broma ¿no?-contesté incrédula
- ¿Por que he de estarlo? todo cuanto os he dicho es cierto, pero tenéis que saber que hay mucho que aprender si decidís aceptar además añadir que yo sería vuestro mentor y que vosotros seríais compañeros. Se que es una decisión difícil e importante así que tenéis toda a noche para pensarlo podéis volver a vuestras habitaciones yo estaré esperando aquí.
Alex y yo intercambiamos una mirada y acto seguido nos levantamos y salimos de la sala caminamos lentamente meditando todas y cada una de las
palabras que nos había dicho Daniel.
- Buenas noches- dijo Alex una vez tenía el picaporte de mi cuarto en la mano
- Buenas noches- le respondí con una sonrisa
No estaba segura de si iba a poder pegar ojo tenía muchas cosas en las que pensar. Al entrar vi otra puerta en a pared más cercana a la cama me acerqué a esta haber si también contenía más sorpresas pero la sorpresa me la llevé yo, al otro lado de esta había una replica exacta de mi cuarto de baño salvo por una silla junto a la puerta en la que había colgado un camisón de seda violeta y un conjunto de ropa interior blanco de encaje. Nunca había agradecido tanto una ducha de agua bien caliente y al salir me vestí y cepillé el pelo.
Al salir me senté en a cama con las piernas cruzadas intentando que me entrara sueño hasta que por fin llegó y me acomodé entre las sábanas y dormí
Estaba en la habitación de un hospital sentada en un sillón viendo mi cuerpo tendido en una cama con mis padres y mi hermana al lado todos ellos tenían la cara más triste que había visto en toda mi vida y de vez en cuando veía como mi madre soltaba una lágrima.
De repente una de las máquinas a las que estaba conectada comenzó a pitar y enseguida llegó un doctor que intentó resolver el problema hasta que la máquina dejó de hacer ruido y el médico le dio el pésame a mi familia.
Mi madre empezó a llorar a moco tendido mientras mi padre intentaba consolarla pero de poco servía ya que el también lloraba y que decir de mi hermana, su cara lo decía todo, parecía no terminar de creérselo y yo no podía seguir contemplando aquello.
Acto seguido me encontraba en mi casa sentada en el sofá oyendo los sollozos de alguien a lo lejos los cuales seguí hasta el cuarto de mis padres, allí vi a mi madre sentada en una butaca mirando por la ventana sin dejar de llorar, inspeccioné el cuarto buscando no sabía el que y comprobé que las pertenencias de mi padre no estaban, ni sus gafas de leer, ni los libros y al abrir el armario tampoco encontré su ropa, ¿es que se divorciaron después de mi accidente?.
Me desperté muy sobresaltada, empapada en sudor y con lágrimas rodando por mis mejillas, si eso era lo que pasaría si rechazaba tenía mucho en lo que pensar aunque lo más seguro sería que aceptara.
Necesitaba hablar con alguien y ¿quien mejor que otra persona que estuviera en mi situación?, al levantarme me dirigí al baño para lavarme la cara y acto seguido fui al cuarto de Alex. Al entrar lo vi acostado en a cama boca arriba mirando al techo, me acerqué muy despacio por si estaba durmiendo pero enseguida giró la cabeza hacia mi.
- ¿Qué estas haciendo aquí?- preguntó confuso, no podía verle la cara así que tendría que fiarme de mi instinto
- No podía dormir necesitaba hablar con alguien
Alejandro encendió una lamparilla que estaba junto a su cama en la mesita de noche y se incorporó hasta que estuvo sentado con la espada apoyada en los barrotes del cabecero.
- ¿Tu también has tenido una pesadilla?
- Es que no ha sido exactamente una pesadilla, parecía tan real...
- Has visto lo que pasaría si no aceptáramos
- ¿C-como lo sabes?
- A mi me ha pasado lo mismo
Me senté a los pies de la cama con las piernas cruzadas, este gesto provocó que Alex se tensara mucho y enseguida comprobé por que, el camisón se me había subido y dejaba ver todas mis piernas, lo estiré un poco sin ningún resultado pero no había ido allí a ligar
-¿Has estado pensando en la proposición de Daniel?
- No he hecho otra cosa, y el sueño...., si no aceptamos mucha gente sufrirá por culpa de nuestra estupidez
- Así que admites que la culpa es de los dos
- Si, los dos metimos la pata de una forma u otra pero no quita que deberías haber ido más despacio
- Tienes razón y o siento mucho no quería que pasara todo esto- dije dejando escapar varias lágrimas
- Eh, no pasa nada- dijo sentándose a mi lado, levantó la mano izquierda y con el pulgar me secó las pequeñas gotas que el llanto habían dejado
- ¿Crees que deberíamos aceptar?
- No estoy seguro pero si lo hacemos todo será más o menos como antes, cierto que cambiarán muchas cosas pero mejor eso que hacer que nuestros allegados sufran
- Sabes que nos tendremos que ver casi a diario ¿verdad?
- ¿Por que lo dices?
- Daniel dijo que tendríamos que ser compañeros y por lo que me parece no te he caído demasiado bien
- Es cierto seremos compañeros, pero no me caes mal, siento que antes hayamos discutido estaba muy furioso y yo también tenía parte de culpa, además aprenderemos a ser incluso amigos- dijo con una gran sonrisa
Lo miré directamente a los ojos en los que se reflejaba la luz de la lámpara y por un momento pensé que me besaría pero enseguida recobró la compostura y se alejó un poco de mi aunque no perdió esa preciosa sonrisa. Estuvimos hablando durante horas hasta que finalmente la puerta del despacho de Daniel se abrió.
- Entonces...¿aceptáis?