Empezó a dolerme la cabeza mucho y abrí los ojos algo confusa pero no conseguí ver nada de nada, solo me desoriente más si podía.
A mi alrededor se extendía la oscuridad mas absoluta, no conseguía hallar ni un mínimo atisbo de luz, a ello se le sumaba el no saber donde me encontraba lo que casi provoca que me entrara pánico pero mi curiosidad y poco sentido del peligro venció, y decidí que aunque estaba en un lugar blandito y muy cómodo debía averiguar donde me encontraba.
Me incorporé con cuidado ya que la cabeza todavía me daba vueltas, y una vez me hube sentado estiré las piernas para llegar al suelo aunque con mucho cuidado por que no sabía la altura que podía haber. Enseguida lo toque con la punta de los dedos y la sala se iluminó por completo revelando una enorme habitación sin ninguna puerta o ventana que me indicara que hora, ni tan siquiera si era de noche o de día.
Tres de las paredes que formaban la habitación estaban pintadas de un violeta claro y pude observar una preciosa cama sacada de una de las películas de niñas ricachonas con sábanas de seda morada y el ribete dorado, aunque esto no era lo que más llamaba la atención del lugar sino la pared que había enfrente de mi. En esta se podían observar multitud de fotografías aunque al principio no reparaba en quienes podían ser ya que no tenía mis gafas y prácticamente no veía de lejos. Poco a poco me fui acercando hasta que la imagen se fue volviendo más nítida y enseguida pude reconocer las tres caras de la primera fotografía.
Lo primero que me llamó la atención fue la mujer alta delgada con el pelo castaño y nos preciosos ojos verde esmeralda que sostenía a una pequeña recién nacida con el pelo castaño y los ojos de un gris idéntico al mercurio iguales a los del hombre que se hallaba a su lado, este también era muy alto pero a diferencia de la mujer su pelo era negro azabache.
Me quedé perpleja ante aquella visión pues enseguida me di cuenta de quienes eran aquellas personas, eran mis padres en la primera foto de familia que nos hicimos. No tenía ni idea de que estaba pasando y cada vez la cosa se ponía mas rara si se podía.
Fui recorriendo la tira de imágenes en la que cada una mostraba un acontecimiento de mi vida, en algunas me inundaba una gran alegría pero en otras me resultaba imposible no derramar ni una sola lágrima, pero al contemplar la última fotografía apoyé mi espalda contra la pared contigua y deslicé por ella hasta llegar al suelo y por primera vez en mi vida me abandoné a las lágrimas y lloré todo lo que pude y más.
Siempre había mantenido la calma y había actuado bien pero verte en el suelo medio muerta junto a tu moto no es una escena digna de contemplar por nadie. Ahora recordaba algo de lo sucedido, al salir del bar tan cabreada a tanta velocidad no me dio tiempo a frenar cuando aquel coche apareció de la nada. Estaba mucho mas confusa que antes, si había tenido un accidente, ¿donde se suponía que estaba, no debería estar en el hospital?.
Intenté no perder la calma ya que no me serviría de nada ponerme histérica y no darme por vencida, tenía que encontrar todas las respuestas que necesitaba y la manera de salir así que me sequé las lágrimas con el dorso de la mano y me levanté con la intención de buscar alguna pista o a alguien que me ayudara, pero al levantar la cabeza vi una puerta de madera en la pared del fondo.
Estaba convencida que unos minutos antes no estaba pero parecía la única salida así que me encaminé hacia ella con decisión o al menos con toda la que pude reunir el aquel momento ya que tenía las piernas algo temblorosas. A cada paso me entraba un poco más el pánico ami parecer irracional por que aquel lugar parecía de todo menos peligroso.
Cuando llegué y me paré a observarla vi que no tenía picaporte, en su lugar habían unas pequeñas alas desplegadas de un color violeta que parecía resplandecer, me acerqué un poco más a ellas para examinarlas un poco mejor, extendí la mano hacia estas y en cuanto mis dedos las rozaron emitieron un pequeño tintineo como el de una campanilla y se hundieron ligeramente en la puerta al tiempo que esta cedía y se abría con un chasquido.
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