No estaba segura de que hora era, pero por la ventana se veía como el cielo se teñía de naranja dejando una magnífica visión desde el banco del alféizar. Me recosté contra la pared parándome a pensar un momento donde estaba y como serían las cosas a partir de ese momento. Y si bien es cierto que no sabía que era lo que me deparaba el futuro una cosa si tenía clara. Estaba sola. Aunque me sintiera atraída por Alejandro nada me aseguraba que el estaría ahí cuando me hiciera falta.
Como ya todo estaba ordenado decidí salir a dar una vuelta, no sin antes asomarme a su cuarto para ver si quería acompañarme, a lo que me respondió de manera negativa alegando que estaba cansado. Con las mismas cosas cogí mi llave del cuenco de la entrada y me fui a pasear.
No estaba segura de donde me encontraba por lo que lo primero que hice fue recorrer el pasillo donde estábamos. Mi planta acababa en el número 25 y todo se encontraba en completo silencio, como si no hubiese nadie mas allí, el único sonido que interrumpía la extrema paz era ni respiración. Me giré y fui hacia donde se fueron los otros dos chicos y casualmente su puerta estaba abierta. No estaba segura de si entrar y presentarme o irme sola, ya que siempre he sido muy tímida y una persona no muy fácil de tratar.
Antes de poder decirme el chico que se encontraba en la butaca absorto en su tablet levantó la cabeza y reparó en mi. Se trataba del chico de pelo oscuro del ascensor cuyo semblante poco había variado. Como ya me había visto no podía irme sin más, por lo que me acerqué a la puerta con intención de abandonar mi timidez.
- hh..hola me llamo Kate- dije intentando en vano no tartamudear
Durante unos segundos solo se dedicó a estudiarme con la mirada pude sentir como me analizaba de pies a cabeza y sin cambiar un ápice su expresión respondió.
-Yo soy Miquel, por favor no es necesario que te quedes en la puerta pasa
Un tanto recelosa me aventuré a entrar sabiendo que nada podía pasarme estando donde estaba. Entré lentamente y me senté en el sofá de enfrente.
- En realidad mi intención no era venir aquí solo estaba dando una vuelta
- Lo suponía, es un lugar extraño y merece la pena que sea investigado- dijo con un extraño brillo en los ojos y un tono muy melancólico
Por como hablaba se notaba que no estaba seguro de querer estar allí, a decir verdad ninguno de los que estábamos en White Dove habíamos tenido otra opción pero unos se lamentaban más que otros.
- Iba a dar una vuelta ¿te vienes?- pregunté muy insegura
Pareció meditar mi propuesta, pero finalmente aceptó alegando que no tenía nada mejor que hacer y que Peter, su compañero, se estaba duchando y tardaría por lo menos 2 horas.
Se levantó casi de un salto del sillón con una agilidad que nunca había visto, no estaba segura de si era por ser Guardián o ya era así antes. Me adelantó abriéndome la puerta para que saliera primero. Por sus modales se notaba que era un caballero.
Salimos del edificio principal y echamos a andar hacia el edificio lila. Al principio casi ni nos mirábamos, la tensión se podía palpar. De vez en cuando me quedaba mirándolo casi hipnotizada, tenía una belleza un tanto extraña, no era el tipo de chico que ves y en seguida caes a sus pies, era de esos que cuanto más los miras más aprecias la sutileza de sus rasgos. Una de las cosas que más me llamó la atención fueron sus ojos, lo que al principio creí que era azul era una mezcla de verde y marrón claro, el azul tan solo era un pequeño círculo alrededor de la pupila, al igual que el mío violeta.
- Si no es muy personal como fue que acabaste aquí- pregunté curiosa
- No es una pregunta excesivamente personal- contestó esbozando una leve sonrisa- Peter y yo estábamos en un bar celebrando el comienzo oficial de nuestro año sabático, ya que en junio de este año nos graduamos. Sobre las 6 o así, no recuerdo bien la hora por tanto que bebimos, salimos a llamar a un taxi cuando un hombre con una pistola nos intentó atracar. Peter iba mucho peor que yo e intentó hacerse el héroe, forcejeó con el tipo y se disparó la pistola, como yo le había visto decidió se ve que decidió que no podía dejarme ir y también me disparó. Y el resto será parecido al tuyo
Su historia me impactó bastante, yo había acabado allí por mis propios actos, pero Miquel no. Mientras me contaba la historia pude notar como intentaba retener las lagrimas, al igual que me pasó a mi cuando se lo conté, pero no fui tan fuerte y finalmente dejé que varias de ellas resbalaran por mis mejillas dejándome húmedos los labios.
Llegamos hasta la entrada del edificio y al igual que antes, se acercó hasta la puerta para abrírmela. Entramos y vimos que en lo referente a decoración no tenía nada que ver con la residencia. Todo cuanto nos rodeaba, salvo las paredes color beige, estaba hecho de madera.
A nuestra derecha había una escalera que se perdía en la altura y a la izquierda dos pasillos con multitud de puertas. Nos acercamos hasta el pasillo central y en la primera puerta había un cartel que ponía "Economía", así que dedujimos que aquí sería donde impartiríamos las clases.
Igual que habíamos llegado nos fuimos. Poniendo rumbo al edificio color rojo me quedé pensando en las palabras de Raúl, teníamos que escoger una carrera y no era una elección para tomarla a la ligera.
-¿Tu has pensado que vas a hacer?- preguntó Miquel tomando la iniciativa de la conversación
- No estoy muy segura, siempre había querido ser escritora, pero creo que no será posible dado nuestro cometido actual
Por primera vez desde el accidente dije en voz alta lo que de verdad creía. No solo había tenido que renunciar a mi antigua vida sino que tendría que dejar de lado todo por lo que había trabajado a lo largo de los años.
- Yo siempre había pensado que sería profesor, me imaginaba delante de un grupo de adolescentes dándoles clase y convirtiéndome en su profe favorito- dijo con una sonrisa nostálgica
- ¿Cuál era tu asignatura favorita?, la mía literatura
- Geografía, mis amigos siempre bromeaban diciéndome que acabaría dando el tiempo en la cadena local, pero ahora hasta esa opción me parece mejor que lo que se nos viene encima
Guardamos silencio mientras entrábamos en el último edificio y al ver que quien se encontraba allí se había detenido en seco y nos observaba atentamente, sobretodo a mi, solo pensé en que deberíamos habernos quedado en nuestras habitaciones
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