Una historia de amor donde nada es lo que parece donde hay que renunciar a todo por el bien del ser amado, pero sobre todo por salvar a la humanidad

jueves, 30 de abril de 2015

Capitulo 15: En busca de la verdad

Cuando eran las 10 de la noche seguía sin tener claro si presentarme o no. Durante todo el día no había hecho otra cosa que darle vueltas a lo mismo, a pesar de que había intentado mantener la mente distraída. Estuve viendo pelis con Alex en el salón, seguí escribiendo mi libro si estoy escribiendo un libro, hay que perseguir nuestros sueños, terminé de ordenar todos los objetos que traía conmigo.

Me tumbé en la cama y contemplando el techo comencé a morderme las uñas, como venía haciendo desde que era pequeña para calmar los nervios. Reflexioné sobre los pros y contras de ir a la cita y cuando llevaba un rato pensando me di cuenta que lo negativo pesaba más que lo positivo, pero a pesar de ello tenía que ir, necesitaba saber por que Daniel parecía tener un interés especial en mi.

Descansé hasta las 11:40, hora a la que comencé a vestirme. No estaba segura de que era lo que me esperaba así que decidí ponerme el bikini más sencillo que tenía, azul con lunares negros, debajo de un vestido negro fino.

Pegué la oreja a la puerta para cerciorarme de que Alejandro estaba dormido y no sabía nada de mi reunión secreta. No se oía ni una mosca. Así que decidí salir y cogiendo las llaves haciendo el menor ruido posible me encaminé hacia el claro.

Los pasillos estaban tranquilos, el silencio solo era interrumpido por el sonido de mis pasos y mi respiración, por lo que pensé que todas las habitaciones estaban insonorizadas.

Me situé junto al ascensor que estaba subiendo y mi sorpresa fue enorme cuando las puertas se abrieron mostrándome un amigable rostro de ojos marrones enmarcado por un pelo rubio hasta los hombros. Me quedé helada ante la presencia de Peter.

- Hola, tu debes de ser la amiga de Miquel - comentó ofreciéndome su mano

- Bueno, supongo, no creo que piense que somos amigos, apenas hemos hablado - dije al estrecharla

- Tonterías, él es ese tipo de persona que si no le caes bien desde el principio estás perdido y al parecer tu le causaste buena impresión, así que debes sentirte halagada no hace amigos con facilidad- dijo a modo de burla

De buenas a primeras se quedó muy callado, como si Miquel estuviera delante y le reprendiera por sus palabras. En seguida volvió a poner esa sonrisa típica suya

- Perdona, aún nos tenemos que acostumbrar a todos los poderes y al parecer me ha oído - se disculpó mientras me guiñaba un ojo - bueno ha sido un placer conocerte, los amigos de mi compañero son mis amigos, espero que nos veamos pronto

- Lo mismo digo

Me abalancé deprisa hacia el ascensor sabiendo que solo tenía 15 minutos para llegar al claro y sin saber exactamente donde se encontraba. Tenía que reconocer que Peter y Miquel eran el día y la noche, aunque los dos habían sido amables conmigo se notaba que Peter era mucho más sociable y disfrutaba más de la gente.

Una vez estuve en el linde del bosque, intenté recordar por donde había ido, pero me fue prácticamente imposible, todo gracias al estupendo sentido de la orientación que había heredado de mi padre, muchas gracias papá, así que intenté dejarme llevar.

Estaba completamente oscuro, la luna no se divisaba a través de los árboles, pero a pesar de todo veía perfectamente. Debía de ser uno de los poderes adquiridos ya que veía tan claro como si fuera de día.


Podía oír todo tipo de ruidos, desde el viento meciendo suavemente las hojas de los árboles, hasta el ruido del agua a lo lejos. Cosa que me fue muy útil a la hora de guiarme. Intenté seguir el ruido del agua tanto como me permitía mi oído, adentrándome cada vez más en el bosque, y perdiendo toda confianza en que nada malo pasaría.

Finalmente llegué junto al lago y al mirar el reloj comprobé que solo pasaban 5 minutos de la media noche. Ahora que lo pensaba bien, estaría totalmente rendida por la mañana, pero tenía que averiguar algunas cosas y esperaba que mereciera la pena.

Salí un poco de entre los árboles quedando medio cubierta por las sombrar que el bosque proporcionaba. Allí enfrente se encontraba el lago de aguas cristalinas, prácticamente el calma, lo único que rompía con la serenidad de la superficie era un musculoso cuerpo que nadaba de un lado hacia el otro.

Sin previo aviso el hombre se sumergió en las profundidades del lago y yo me quedé embelesada viendo como buceaba. 10 minutos después emergió y supuse que era otra cualidad de tener poderes sobrenaturales.

El ser comenzó a nadar hacia mi y que quedé absorta en la idílica escena que se presentaba ante mi. La Luna se reflejaba en su torso desnudo marcando con gran destreza los abdominales. Parecía un cuadro perfecto de un ángel. Las gotas de agua hacían que su piel brillara y le diera un aspecto casi etéreo, como si solo fuera una aparición. El pelo húmedo le caía por la frente y sus ojos antes azules tenían un intenso brillo de diversión.

Pero lo que más me llamó la atención fue que al salir pude comprobar que estaba completamente desnudo. Y sin ningún tipo de pudor se acercó a la toalla que tenía en la orilla y comenzó a secarse el pelo.

- Estaba empezando a impacientarme - dijo de espaldas a mi - creí que no vendrías

Yo estaba muda ante todo lo que había visto, su cuerpo perfecto, sus intensos ojos, mención a parte a sus otros encantos. Todo en su personalidad me gritaba que me alejara, pero su cuerpo y su voz me invitaban a unirme a él y no dejarlo nunca.

Salí de mi inútil escondite entre las sombras revelando el rubor que cubría mis mejillas. En cuanto se giró y vio como miraba al suelo, se enrolló la toalla a la cintura y se aproximó a mi muy lentamente.

Sabiendo que bajo la toalla, no se ocultaba nada, provocó que me ruborizara incluso más si se podía. Solo quería darme la vuelta y ocultarme hasta que todo se hubiera calmado.

En cuanto llegó hasta mi me agarró de la mano y me obligó a girarme quedando frente a esos penetrantes ojos azules.

- Supongo que tendrás muchas preguntas - dijo - estaré encantado de responderte a todas las que pueda


sábado, 25 de abril de 2015

Capitulo 14: El bosque

Intenté moverme en la cama pero había algo que me estaba agarrando de la cintura y me impedía darme la vuelta. Mantuve los ojos cerrados un par de minutos más recreándome la sensación de unos dedos largos sobre mi piel.  Abrí lentamente los ojos y me encontré durmiendo sobre el pecho de Alex y lo que me agarraba era su brazo.

Durante un momento creí que estaba soñando, pero pronto recordé todo lo acontecido la noche anterior. Podía oír como su corazón latía lentamente casi acompasado con el mío y me quedé mirándolo unos segundos, se trataba de un chico que enseguida piensas Dios que guapo que es pero no parecía darse cuenta, lo que demostraba que no era una persona egocéntrica.

En seguida me di cuenta de lo que estaba pasando y me levanté rápidamente provocando que éste se despertara sobresaltado. Comenzó a mirar hacia todos los lados hasta que finalmente se percató de que era yo quien lo había despertado. Su mirada se detuvo durante unos segundos en mis piernas volviendo rápidamente a mis ojos.

- Buenos días - saludó un poco sonrojado

- Hola - dije sin saber que decirle

Durante unos instantes nos quedamos mirándonos a los ojos. Se produjo un gran silencio, como si el resto del mundo hubiese desaparecido y tan solo nos encontráramos nosotros dos. Por instinto di un paso hacia él y fue cuando la realidad se impuso de nuevo y nos dimos cuenta de que íbamos por mal camino, éramos compañeros por dios no podía ser.

- Em es-esto... ¿quieres desayunar? - pregunté tartamudeando

Como de costumbre ante situaciones extrañas me daba por tartamudear. Cerré los ojos y respiré hondo para intentar serenarme y poder hablar con normalidad, y de paso que mi corazón dejara de latir tan rápido. Menos mal que solo habíamos dormido juntos, con nuestras pieles rozándose... Kate recapacita.

- Si, espera no, si que quiero pero yo siempre salgo a correr antes del desayuno

- Ya, vale, bu-bueno te dejo que te cambies - respondí y salí precipitadamente dirigiéndome a mi cuarto

Entré cerrando la puerta tras de mi y me senté en la cama dándole vueltas a todo. Cada vez me costaba más ocultar la atracción que sentía por Alex pero todo estaba en contra mía. En primer lugar no sabía si tenía novia, y en segundo lugar no tenía claro que yo le gustara como algo más que una amiga.

Dejando a un lado todo eso abrí el armario y me puse lo primero que vi, que resultó ser un vestido lila con unas sabrinas negras. Me miré al espejo que había junto al armario y me hice una cola alta para que no se me pegara el pelo por el calor.

La cocina se encontraba en la zona común junto a la habitación de Alex, mientras que la sala de estar estaba justo enfrente, al lado de mi cuarto.

Mientras me servía el desayuno vi salir a Alejandro del cuarto vestido con unos pantalones de deporte y una camiseta de tirantes todo en tonos azules. Me sonrió a modo de despedida y salió de nuestro apartamento.

En cuanto terminé bajé a la sala común donde me encontré con dos chicas charlando muy animadamente. Cuando repararon en mi dejaron de hablar de golpe mientras que parecía que me analizaban con los ojos y tal como se habían callado continuaron hablando como si yo no estuviera. Su actitud denotaba que eran algo estiradas, pero siempre había creído que no hay que juzgar a nadie sin conocerla así que ignoré su comportamiento grosero y continué mi camino.

A parte de los tres edificios, la pista de fútbol y los dos caminos que conectaban todas las zonas, todo aquello se encontraba rodeado de bosque. Decidí o más bien me vi obligada a ir hacia el bosque, tenía como una especie de fuerza que me atraía hacia él.

Comencé a caminar hacia allí con paso tranquilo ya que no tenía prisa alguna. Una vez estuve dentro todo quedó en una especie de semipenumbra ya que los arboles estaban muy juntos y prácticamente no dejaban entrar la luz del Sol.

Tras caminar 15 minutos aproximadamente llegué a un claro donde había un gran lago de aguas cristalinas. Maldije para mis adentros no haberme puesto el bikini, pero sabiendo donde estaba la próxima vez estaría preparada.

Como no podía bañarme me senté en la orilla, me quité los calcetines y metí los pies en el agua. Estaba fresquita ya que eran las 10:30 de la mañana y el Sol todavía no había calentado. Así durante un rato me dejé llevar por el placer de sentir el agua sobre mi piel.

Sin previo aviso oí un extraño ruido a mi espalda por lo que rápidamente me calcé los zapatos e intenté agudizar la vista buscando el lugar de donde venía el ruido. En un principio supuse que sería un animal pero nadie nos había dicho que por aquella zona hubiera, aunque fuera lo más normal.

Emprendí el camino de vuelta a la residencia y cuando me encontraba en el límite del claro volví a oír el ruido. Así que empecé a caminar a paso ligero, aunque no estaba asustada.

Durante el trayecto iba mirando hacia el suelo para sortear las raíces de los árboles y no caerme a la par que intentaba recordar por donde había venido. Levanté un momento la cabeza y delante de mi como si fuera una ilusión lo vi con una sonrisa provocadora en el rostro.

- ¿Nadie te dijo que la curiosidad mató al gato? - preguntó

- Pues si, pero no creí que fuera a haber nada peligroso en el bosque - respondí retrocediendo un par de pasos

- En realidad no hay nada peligroso, solo intentaba asustarte. Aquí estamos protegidos de los enemigos

- ¿Tenemos enemigos? - dije incrédula

- Claro, ¿pensabas que en el mundo solo existe el bien? - respondió con otra pregunta

Odiaba que me hicieran eso me hacía sentir como una ignorante pero, realmente no creí que los guardianes pudieran tener algún enemigo.

- Tu silencio habla por si solo, claro que tenemos enemigos. Todas las fuerzas del bien siempre tienen algo malo para intentar contrarrestarlas - explicó - en nuestro caso son los Darkers, pero no me quiero adelantar os lo explicará Verónica mañana en clase

- Las clases... es cierto - por un momento olvidé el propósito de haber ido allí

- ¿Has encontrado algo interesante? - dijo dando un paso adelante

- No, quiero decir si un lago enorme

- Seguramente has estado en el claro mágico

Con cada palabra se acercaba un poco más a mi, pero hacía rato que había topado con un árbol y no me podía alejar más. Intenté erguirme para no mostrar vulnerabilidad pero con Daniel me era imposible. Tenía un extraño efecto en mi me intimidaba y mucho.

- Estarás un poco confusa con toda la información extra, pero te propongo una cosa, esta noche ven al claro y así verás por que lo llaman mágico - dijo sin dejar de sonreír

A esas alturas el ya se encontraba junto a mi a escasos centímetros de mi cuerpo y yo no podía apartar la mirada de esos intensos ojos azules.

- Nos vemos a las 12, espero que vengas - concluyó y me dio un beso en la mejilla

Por el mismo lugar del que vino se fue, dejándome sola y confusa. ¿Que era lo que había sucedido? Daniel quería verme a solas por la noche. Tenía clara una cosa, no pensaba acudir al encuentro ¿o si?
No estaba mal no teníamos que tener relación con tus compañeros. Aunque técnicamente no era un compañero era mi profesor.

Mientras pensaba en todo eso llegué a la residencia y al entrar en mi cuarto escuché a Alejandro comiendo palomitas y viendo una película. Era extraño tener los sentidos tan desarrollados podía oírlo casi todo y no digamos los demás.

Me encerré en el dormitorio y me recosté en la cama tras mirar el reloj. Solo eran las 11:45 todavía tenía todo el día para decidir si hacer caso de mis instintos e ignorar la cita o a mi curiosidad y acudir.