Me coloqué mi bikini de "emergencias", que era el que usaba cuando tenía los otros para lavar. No me gustaba mucho por que era de color rosa odio el rosa y encima era de esos que no dejaban mucho a la imaginación con unos shorts y una camiseta. Cada vez que lo veía me acordaba del día que el me lo regaló. Ahora mirando hacia atrás fríamente me daba cuenta de que en realidad él no estaba contento con todo mi carácter aunque quisiera hacerse el sueco. Siempre me regalaba cosas que poco tenían que ver con mi personalidad, siempre intenté tomármelo bien. Todos los bolsos, maquillaje, ropa provocativa... era para que me pareciera más a la otra.
Después de un rato de pensar en todo eso me percaté que no me importaba lo más mínimo. Si que sentía un cariño especial hacia él pero no estaba enamorada. Era más como un primo o algo así por lo que pronto pude echar la vista atrás y casi reirme de todo. Además gracias a él y todo lo del pub pude conocer Alex, Peter, Miquel, Daniel...
Dejando todo eso a un lado agarré de mi armario una toalla azul de Piolín y salí del cuarto. Busqué a Alex por el apartamento para asegurarme de que no me oyera salir, pero no lo encontré, lo que era raro por que faltaba poco para "el toque de queda". Realmente no es que tuviéramos toque de queda pero era conveniente estar en nuestras habitaciones a partir de las 11. Metí la toalla en una mochila de cuerdas negra y blanca junto con una botella de agua fría, cogí las llaves y salí del apartamento.
En pocos minutos llegué al vestíbulo, el cual estaba completamente vacío, y me dirigí al bosque, donde me quedé plantada delante de los árboles pensando en la forma más rápida de llegar sin tener que caminar durante un cuarto de hora y recordé la clase de educación física. Volví a repetir los mismos pasos de por la mañana, cerré los ojos y me imaginé junto al lago de aguas cristalinas con las luciérnagas a mi alrededor. Respiré profundamente dejándome llevar y cuando abrí los ojos me encontraba donde quería estar.
Me descolgué la mochila dejándola junto a la orilla, me quité los shorts y la camiseta de tirantes y los lancé junto a la mochila y me zambullí en el lago. En cuanto el agua fresca chocó con mi rostro me terminé de despertar y mis músculos se relajaron.
Me puse boca arriba dejándome llevar contemplando las estrellas y por alguna extraña razón entre tanta paz notaba como que me faltaba algo o mejor dicho alguien.., las escasas veces que me había adentrado en el bosque nunca había estado del todo sola, siempre me terminé topando con Daniel.
Recordando a Daniel hice memoria de la historia que me contó y pensé en bucear en busca de la flor, ya que si existía la historia parecía más real. Aunque podía ser que alguien se la hubiera inventado a partir de dicha flor. Pero la curiosidad me pudo y comencé a sumergirme, buceando más profundo de lo que nunca lo había hecho pero la oscuridad se tragaba todo el fondo y tuve que salir a por más aire.
Lo intenté nuevamente bajando por la zona más próxima al borde por si tenía que salir muy rápido. Continué bajando todo lo que mis pulmones dieron de si cuando en el ascenso me percaté de algo que salía del borde del lago. La flor. Intenté enfocarla a pesar de la oscuridad y era tal y como la imaginaba por la descripción de Daniel. Era una flor preciosa con unos increíbles pétalos azules.
No pude admirarla mucho más por que mis pulmones ardían reclamando aire y ascendí rápidamente. Me quedé un poco helada reteniendo en mi memoria la imagen de la preciosa flor, pero lo que terminó por descolocarme era lo que me esperaba fuera del lago junto a mis cosas. No lo oí llegar como de costumbre pero desde que lo conocí era una de las primeras veces que de verdad me alegraba de verlo. Me sentía extraña yo sola en un lugar como este, aunque no quitaba que su presencia todavía tenía un efecto intimidante en mi...
Daniel se encontraba sentado junto a mis pertenencias con las piernas estiradas y sosteniéndose en sus fuertes brazos, sin quitarme ojo y con una media sonrisa en su rostro. Sus ojos conectaron con los míos y me negué a ser la tímida chiquilla que siempre deja que los demás pasen por encima de ella. Me apoyé en el borde cruzando los brazos sin apartar ni un solo segundo la mirada de él, lo que pareció sorprenderle ya arqueó una ceja.
- ¿Sabes que no deberías estar aquí? - preguntó con un tono sosegado
- Sí, pero intuyo que tu tampoco por que siempre esperas hasta tarde para venir
- Chica lista - dijo levantándose
Se sacó la camiseta que llevaba con un rápido movimiento, lo que me permitió ver como sus musculosos brazos se flexionaban. Se quitó los zapatos junto con los calcetines y los vaqueros que llevaba dejándolo todo junto a lo mío. Usando esos odiosos poderes se metió en el agua junto a mi tan rápido que casi no me di cuenta de que se movía.
Comencé a nadar alejándome de él hacia la otra orilla a pesar de que estaba molida de todas las clases, sobre todo las suyas, pero pronto se situó justo delante de mí cortándome toda vía de escape.
- Hoy has estado increíble en clase - dijo con una sonrisa satisfacción
- Tampoco ha sido para tanto - comenté notando como el calor que se acumulaba en mis mejillas. No era una persona a la que le gustara que la adularan
- La verdad es que si, has sido la única capaz de reaccionar con respecto a la situación que se os planteaba. Eso es lo que yo pretendía.
Cada vez se encontraba más cerca de mí y lo único que conseguí fue quedar completamente bloqueada, con mi espalda contra el borde del lago y Daniel delante.
- Eres más que una cara bonita - dijo de manera casi inaudible
- ¿Perdona? - repliqué creyendo que lo había entendido mal
- Que eres más resistente de lo que crees - respondió dejando atrás todas emociones de su rostro
En ese momento me di cuenta de que si lo había entendido bien, que no me lo imaginé, pero... ¿por que iba a pensar que yo era bonita? En fin yo solo era una alumna más, o eso creía yo. Aunque en realidad nunca se ha comportado conmigo como si fuera solo eso ¿no?
Mientras dejaba vagar mi imaginación pensando en la actitud de Daniel conmigo no me di cuenta de que se encontraba a escasos centímetros de mi. Volviendo al mundo real me concentré en esos preciosos ojos azules que brillaban con un sentimiento que me era imposible de descifrar, aunque si tuviera que apostar diría que era lujuria.
Intenté deslizarme hacia la izquierda yendo todo lo lejos que podía de él. Al final había sido una mala idea que estuviera aquí conmigo, pero era mejor que estar sola... Salí del lago y me enrollé en la toalla intentando secarme. Me agaché para sacar la botella de agua y recoger mis pantalones y al levantarme nuevamente el estaba ahí. Retrocedí de la impresión y su respuesta fue dar un nuevo paso hacia mi
- ¿Por que huyes de mí? - preguntó extrañado
- Y...yo no huyo - quise golpearme a mi misma por tartamudear, siempre me ocurría lo mismo
- Si lo haces - dio un nuevo paso, y por instinto, retrocedí - lo ves
- Es..eso no t..t..tiene nada que ver
- ¿Te pongo nerviosa? - avanzó
- No - retrocedí topando con un árbol tras de mi
- Yo creo que si
Si en ese momento hubiera podido mimetizarme con el árbol lo habría conseguido de lo fuertemente presionada que estaba contra él. Puso sus musculosos brazos a ambos lados de mi cabeza y se inclinó ligeramente hacia delante. Ahora si que estaba acorralada
- ¿Esto te pone nerviosa? - preguntó
- N..no
Intenté mantenerme firme pero mi voz me delataba en todo momento. Yo podría hacer bien muchas cosas pero mentir no era una de ellas, siempre me daba por reírme o tartamudeaba e incluso una vez me eché a llorar.
- Mentirosa - me susurró en el oído, lo que provocó que todo mi cuerpo se estremeciera - dime la verdad, ¿estás nerviosa?
- S..si
- ¿Por que?
- Tú - fue lo único que conseguí articular
Creí notar que sonreía pero toda gracia abandonó la situación cuando me mordió el lóbulo de la oreja, provocando que todo el aire que no sabía que retenía saliera en un suspiro. Continuó bajando por mi cuello, logrando que una parte de mi se encendiera como un árbol de navidad. El calor pronto recorrió todo mi cuerpo añorando el frescor del agua.
Sin previo aviso una voz en mi cabeza comenzó a llamarme, al principio era un suave susurro pero enseguida me di cuenta de que era o mejor dicho quien era. Alex.
"¿Kate?"
"Alex"
"¿q...que h...h..haces?" - preguntó casi jadeando
"nada"
Y con ese último nada recordé donde estaba, con quien, y lo que casi estábamos a punto de hacer. Puse mis manos en su pecho sintiendo sus duros pectorales bajo mi tacto y lo empujé suavemente.
-Tengo que irme - dije saliendo corriendo
Me dejé la toalla junto a la mochila y la botella de agua, por suerte llevaba en la mano los pantalones, que me puse justo antes de entrar en la residencia y con la toalla podía cubrirme el pecho. Subí rápido al apartamento y al entrar escuché el agua de la ducha correr e imaginé que Alex se estaba dando una ducha fría, la misma que yo necesitaba, pero ignoré ese hecho. Entré en mi habitación, me puse el pijama y me acosté en la cama.
Cuando Alex toco a mi puerta y entró fingí estar dormida tan solo para no tener que darle explicaciones. Que iba a decirme, ¿que estaba con el profe de gimnasia? Si eso quedaría muy bien. Prácticamente no dormí pensando que al día siguiente tendría que verlo de nuevo y no sabía como actuar ante él...
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